
Los movimientos sociales, como los movimientos históricos y culturales, pueden darse vuelta y convertirse en antimovimientos sociales. Es lo que sucede cuando un actor social, por ejemplo, se identifica completamente con una apuesta cultural y rechaza entonces a su adversario como enemigo, traidor o simplemente obstáculo que hay que eliminar. Se quiebra entonces lo que define un movimiento social, es decir el conflicto de actores por la gestión social de una apuesta cultural, y el accionar que cuestionaba las orientaciones sociales se degrada a secta o a movimiento autoritario.
Son antimovimientos sociales y no defensas identitarias, porque ya no se trata de defender tradiciones o necesidades, sino de eliminar ese movimiento por medio de otro movimiento. Como el racismo cultural, que es también un antimovimiento social, el movimiento anti chicano o anti árabe por ejemplo, de modo que el rechazo del otro, que no es ni la aceptación marginal del extranjero ni la hostilidad, sino la exclusión de aquel a quien se construye como negación de modelo cultural para la sociedad. O el fascismo que también es uno de los principales antimovimientos sociales del siglo pasado. Contextualizándolo, en México: PROVIDA.
Los movimientos sociales cualquiera que sea su especie, contienen en si mismo una aspiración democrática, procuran dar la palabra a quienes no la tienen, mientras que las acciones revolucionarias siempre sueñan con la purificación de todo: la política, la economía, la cultura, la sociedad; busca la creación del hombre nuevo y la erradicación de todo lo contrario a esa unanimidad que no tiene otra razón de ser que plebiscitar un poder totalitario.
Así como un movimiento social no es una simple e insípida campaña de reformas, tampoco es una lucha a muerte.
Un movimiento social no esta ligado a una situación revolucionaria ni a un discurso ideológico o a una dirección política, sino a la capacidad de un actor de elaborar una praxis, es decir de comprometerse con un compromiso social pero sin defender intereses de particulares o que exclusivamente benefician a dicho actor y por lo tanto un movimiento social tampoco podría encausarse al aniquilamiento del adversario.
El actor que define a su adversario en términos no sociales, como el “mal absoluto”, cree tal vez fortalecer su movimiento al demostrar su carácter radical, pero de hecho se ve arrastrado al peligroso y seductor camino de los antimovimientos.
Reducir los movimientos sociales a las formas más ideológicas de la acción significa caricaturizarlos, pues son las más alejadas de las prácticas, y cuando no lo son y si están en la práctica pero poseen un alto contenido ideológico se debe a que el movimiento se transformó en un antimovimiento de orientación autoritaria o totalitaria.
Todas las formas de absolutas de movilización ideológica, la identificación de una actor social con una Dios, la Razón, la Historia o la Nación , provoca la destrucción de los movimientos sociales, ya que las ideologías que se creen las más radicales son las que sustituyen la pluralidad por el uno, el conflicto por la homogeneidad, impugnación por manipulación. Los dirigentes y los intelectuales revolucionarios, populistas o integristas, son agentes activos de destrucción de los movimientos sociales. (¿Cómo la Patricia Mercado?.....no porque no ha logrado nada, tan sólo fue una marca de mala calidad, desechable..!) ((no es ataque es chiste local))
Son antimovimientos sociales y no defensas identitarias, porque ya no se trata de defender tradiciones o necesidades, sino de eliminar ese movimiento por medio de otro movimiento. Como el racismo cultural, que es también un antimovimiento social, el movimiento anti chicano o anti árabe por ejemplo, de modo que el rechazo del otro, que no es ni la aceptación marginal del extranjero ni la hostilidad, sino la exclusión de aquel a quien se construye como negación de modelo cultural para la sociedad. O el fascismo que también es uno de los principales antimovimientos sociales del siglo pasado. Contextualizándolo, en México: PROVIDA.
Los movimientos sociales cualquiera que sea su especie, contienen en si mismo una aspiración democrática, procuran dar la palabra a quienes no la tienen, mientras que las acciones revolucionarias siempre sueñan con la purificación de todo: la política, la economía, la cultura, la sociedad; busca la creación del hombre nuevo y la erradicación de todo lo contrario a esa unanimidad que no tiene otra razón de ser que plebiscitar un poder totalitario.
Así como un movimiento social no es una simple e insípida campaña de reformas, tampoco es una lucha a muerte.
Un movimiento social no esta ligado a una situación revolucionaria ni a un discurso ideológico o a una dirección política, sino a la capacidad de un actor de elaborar una praxis, es decir de comprometerse con un compromiso social pero sin defender intereses de particulares o que exclusivamente benefician a dicho actor y por lo tanto un movimiento social tampoco podría encausarse al aniquilamiento del adversario.
El actor que define a su adversario en términos no sociales, como el “mal absoluto”, cree tal vez fortalecer su movimiento al demostrar su carácter radical, pero de hecho se ve arrastrado al peligroso y seductor camino de los antimovimientos.
Reducir los movimientos sociales a las formas más ideológicas de la acción significa caricaturizarlos, pues son las más alejadas de las prácticas, y cuando no lo son y si están en la práctica pero poseen un alto contenido ideológico se debe a que el movimiento se transformó en un antimovimiento de orientación autoritaria o totalitaria.
Todas las formas de absolutas de movilización ideológica, la identificación de una actor social con una Dios, la Razón, la Historia o la Nación , provoca la destrucción de los movimientos sociales, ya que las ideologías que se creen las más radicales son las que sustituyen la pluralidad por el uno, el conflicto por la homogeneidad, impugnación por manipulación. Los dirigentes y los intelectuales revolucionarios, populistas o integristas, son agentes activos de destrucción de los movimientos sociales. (¿Cómo la Patricia Mercado?.....no porque no ha logrado nada, tan sólo fue una marca de mala calidad, desechable..!) ((no es ataque es chiste local))