El Bondage y el BDSM: dos prácticas totalmente distintas

Al día de hoy, por suerte, las personas con inquietudes por vivir el sexo con diversas fantasías eróticas, diferencian completamente bondage y bdsm. Porque, realmente, bondage y bdsm son dos fantasías completamente distintas.

Hasta hace algunos años, las personas entendían muy equivocadamente el bondage como una práctica en busca del dolor, la humillación y el sufrimiento. Este concepto de bondage es totalmente equivocado.

Bondage es, sencillamente, aquella fantasía donde las personas encuentran su deseo sexual en la práctica de atar o ser atados o atadas. El bondage es, por sí mismo, un juego erótico, sin ninguna relación con cualquier práctica sadomasoquista a cual nivel sea. Por lo tanto, toda aquella persona que confiesa su atracción por esta fantasía, no significa en ningún momento que busca humillación, maltrato, dominación, sumisión, sufrimiento o incluso dolor.

Buscar una aplicación de ataduras en una relación sexual es pretender complementar la vida íntima sexual con dosis de fantasía. Pero considerar por ello que va a adoptar una conducta obediente, sumisa, o disciplinada, entre otros adjetivos, es un gran error. Pueden haber personas que expresan el placer mostrando su deseo de ser atados/as; pueden haber personas que, incluso atadas, se muestren rebeldes, y simulen un forcejeo a fin de desatarse; pueden haber conductas de todo tipo, salvo cuales se presuponen a los sumisos o sumisas.

Por lo tanto, tener bien claro que a una persona que le guste ser atado o atada no supone en ningún momento ser sumiso o sumisa, así como aquellas personas que les excita la acción de atar no pueden ser considerados jamás como amos o amas.

Bondage podría, llegados a este punto, definirse con una sola palabra: indefensión, pues la indefensión es el ingrediente único de su fuente de placer. Cualquier otro supuesto, tal cual dominación, sumisión o dolor, no les supone ningún estímulo sexual, y mucho menos anhelan su deseo.

A la vez, las técnicas de bondage son múltiples, pudiendo aplicar técnicas perfectamente suaves y cómodas bajo cuyo control la persona atada puede llegar incluso a dormirse.

Entonces, ¿por qué durante tantos años, e incluso en fechas presentes por personas todavía interesadas, se ha confundido bondage con bdsm?. Hay diversas causas, que analizaremos a continuación.

Bien es cierto que, en una primera impresión, podemos deducir que en el terreno sadomasoquista se usa el bondage como inmovilización del esclavo, pero también es cierto que hay personas quienes disfrutan con el castigo y el dolor, y en ninguno momento quieren ser sometidos a ningún tipo de ataduras.

Sin embargo, hay otras causas en las cuales podríamos encontrar mayor culpabilidad.

En primer lugar, Internet se ha convertido en el medio de comunicación más sencillo y rentable donde las personas pueden denominarse a sí mismo maestros, con la firme creencia de este concepto por el propio interesado. Las formas de transmisión suelen ser, por abrumadora mayoría, chats, foros, grupos y páginas webs. No puedo esclarecer si es acaso egocentría, narcisismo, prepotencia, incultura u otras causas, dado la psicología no es mi ramo, pero es propio de las personas tender siempre a proclamarse maestros de cualquier temática, incluso en el arte de cocinar perejil con miel. Pero sí podemos hallar la causa en la facilidad de manejo de la red, el bajo coste de ésta en comparación con otras formas de expresión global, y la amplitud de público que la red ofrece.

Sea como sea, la actitud de "maestro" es reprobable, y cuya vulgar condición no hemos consentido nunca, pues el sexo no es dar lecciones de nada. El sexo es diversión, placer, fantasía, es compartir y es comunicar, y nadie mejor que las personas participantes en la fantasía para comunicarse recíprocamente las sensaciones, los deseos y los placeres.
En este concepto de "maestros", por supuesto sometidos a muy serias dudas, algunos con expresiones de correcta educación y otros en tono chulescos, se llegaron a difundir conceptos sexuales muy equivocados, pues respondían únicamente a intereses personales, o formas de entender el sexo muy propias y singulares.

Sin embargo, hallar la culpabilidad en la facilidad de Internet para determinadas personas, es un supuesto muy general y poco preciso. Por esta razón, y en segundo lugar, deberíamos de analizar los intereses profesionales del mundo bdsm, dado las fantasías sexuales son muy distintas según su perspectiva, y las cuales podríamos catalogar en dos grupos completamente opuestos, siendo éstos la vida personal como pareja y la vida profesional como forma de trabajo y lucro.

El mundo profesional bdsm es un mundo muy complejo. Responde a un gran número de intereses, en los cuales las personas directamente beneficiadas están muy bien organizadas, y al tiempo, esta gran cantidad de intereses crea rencillas y enemistades de ningún modo reconciliables. Entre estos intereses, destacan por encima del resto el afán de lucro y el prestigio profesional.

En cuanto atañe el afán de lucro, las fantasías bdsm siempre han gozado de la fama de gozar entre sus practicantes a una clase social media-alta que podríamos catalogar de acomodada, y por supuesto de gran rentabilidad. No es, dicha sea la ocasión, la fantasía que genera los mayores beneficios, pues éstos los superan incluso las modelos particulares de gran belleza física y con una correcta personalidad, en servicios básicos de relax.

A pesar de ello, el bdsm es rentable debido a su fama, pues la fama es el primer escaparate para la venta de un producto, y el modelo organizativo profesional del bdsm se nutre de su propia fama, la cual, en esta ocasión, va muy bien unida a un amplio abanico de prácticas que por sí mismo la alimentan. Dicho a modo de ejemplo, conceptos como azotes (spanking), pinzas, torturas, humillaciones, lluvia dorada, beso negro, sado, látigos, fustas, cuero, látex, agujas, fist fucking, insultos (y cuyo repertorio hay personas con su diccionario en boca), ama, dómina, sumisa, y centenares de términos más omitidos por no aburrir, implican directamente relacionar las palabras con la práctica del bdsm. Esta característica engloba en sí mismo una fama en la cual podemos apreciar que el modelo organizativo profesional del bdsm pretende apropiarse de todo cuanto podemos catalogar de sexo marginal, dado que al observar detenidamente las peculiaridades comunes de todas sus prácticas no cabe duda de que a todos efectos pueden ser consideradas marginales.

Esta apropiación, completamente interesada y premeditada, lleva a la confusión de las particularidades individuales de cada fantasía sexual.

Respecto al segundo interés predominante, esto es, el prestigio profesional, conlleva también en buena parte una atractiva parte lucrativa, pues volvemos a referenciar la fama como primer instrumento de la venta de un producto. Para ello, el prestigio profesional debe de buscar un trono, metáfora de un reconocimiento público de ninguna manera justificada, y cuya defensa es a ultranza.

Hay diversas formas de defender el prestigio. La norma más eficaz es, al igual que el mercado de consumo convencional, el monopolio del sector. Dicho monopolio puede conseguirse con alianzas, o divisiones del grupo "empresarial", sin estar establecido como tal pero con funcionamiento similar, es decir, diferentes establecimientos (entendiéndose también pisos y oficinas), diferentes nombres (referentes incluso a los nombres de dóminas, mistress o amas, por ejemplo), diferentes responsables (entendiéndose a título particular o grupos, entre otros), y sin embargo, el mismo grupo de personas. Las colaboraciones se limitan en festivales, eventos, fiestas o reuniones, donde externamente, no se aprecia su unidad en razón del interés profesional y lucrativo. También disponen de su defensa conjunta, a través de páginas webs, foros, chats y grupos donde se pregonan las virtudes de los "otros", y se producen alabanzas y menciones, contribuyendo de esta manera al monopolio del sector.

Este sistema es completamente imperceptible para los practicantes de bdsm en su vida personal, pues la organización es notable, la cual incluye, además de las estrategias y publicidad, importantes contribuciones económicas.

Estas estrategias conllevan fuertes rencillas internas, y a la vez perjudican la independencia de muchas otras prácticas sexuales, entre las cuales se haya por supuesto el bondage. Por suerte, hoy en día son muchas las personas que ya diferencian ambos términos, y tal concepto, gracias a una sincera y transparente información a través de foros y webs como por ejemplo la nuestra, va en aumento. Cada vez más las personas entienden que bondage no es bdsm, y que la acción de atar o ser atado o atada no significa búsqueda o necesidad de humillación, sufrimiento o dominación.

Todos estos aspectos comentados son, lógicamente, comprensibles en cualquier faceta profesional. La competencia, los intereses, las alianzas, las envidias, las enemistades o la publicidad encubierta e interesada, por ejemplo, están presentes en todas las actividades profesionales y con afán de lucro. Esta realidad conlleva que las legislaciones respectivas de muchos países, e incluso las leyes internacionales, hallan estipulado unas normas dentro de las legislaciones correspondientes e internacionales para evitar precisamente el monopolio del mercado.

Cabría decir, para evitar susceptibilidades, que tal forma de actuar no conlleva ninguna valoración personal de las personas en sí. Representa, única y exclusivamente, la realidad de una forma de actuar de los sectores profesionales. Del mismo modo que ocurre en la hostelería, la construcción, o el pequeño comercio, entre otros ejemplos, el resultado económico prima por encima de los demás valores, en la abrumadora mayoría de ocasiones, y como tal, las personas optan por estrategias beneficiándose de las ventajas o desventajas que ofrezca su profesión.

El mundo bdsm, y el mercado del sexo en todos sus ámbitos, no está exento de esta actitud.

Desde este espacio, no vamos a descifrar misterios económicos e intereses lucrativos del mercado del sexo, pues tampoco es el artículo. Sencillamente, el propósito ha sido haber ayudado en gran medida, para las personas con ansias por aprender y de una forma sincera, clara, exacta y lo más detallada posible, la completa distinción entre bondage y bdsm, y esperamos que dicha información os sea de vuestra mejor utilidad.
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